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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



27 de mayo de 2015

NO OS PREOCUPÁIS DE FORMAROS ADECUADAMENTE EN MI DOCTRINA Y LEYES PARA QUE NADIE OS MANIPULE



Hijos Míos, dais alimentos contaminados constantemente a vuestras almas y así estáis. Yo, Jesús, os hablo.

No os preocupáis de formaros adecuadamente en Mi doctrina y leyes para que  nadie os manipule, ni nadie os diga lo que tenéis que hacer. Yo os digo lo que tenéis que hacer y nadie más. Porque si hacéis lo que dice fulanito o menganito o si vais de una opinión a otra y no hacéis lo que Yo os digo, entonces hijos, recogeréis frutos de perdición, puesto que sólo Yo Soy el Sumo Bien y quien os da el verdadero pan de vida para el alma. Yo, Jesús, os hablo.

Cuánto titubeáis a la hora de decidir sobre votaciones políticas o decisiones,  porque sentís que muchas de esas decisiones  no van de acuerdo con Mis leyes. Hijos, es la hora de estar fuertes y firmes en las cosas de Dios y no de titubear. Haced oración para tomar decisiones y pedid la luz y la sabiduría de Mi Santo Espíritu y dejaos penetrar de Él, sin poner resistencia alguna, y veréis claro. La mayor resistencia sois vosotros mismos con criterios equivocados y arraigados de muchos años. Con costumbres insanas en el plano espiritual. Con tanta mediocridad y rutina con que os movéis, que esos ingredientes son alimentos contaminados que dais a vuestras almas y así las tenéis, enflaquecidas, raquíticas de virtudes, de luz y de sabiduría. Hacéis mucho pero mal y lleno de imperfecciones y mediocridad. Yo, Jesús, os hablo. 

Tomad por modelo a Mi Santa Madre que estaba llena del Espíritu Santo.  Ella tan sencilla y humilde supo hacer en cada instante, en cada segundo, la voluntad de Dios. Ella le daba a su alma los alimentos divinos que le ayudaban a crecer como: la Palabra de Dios, la oración, la mortificación, todo hecho con ardiente amor a Dios. Todo eso le mereció ser la Madre del Redentor.  Había otras jóvenes judías muy santas también en esa época en Israel, pero ninguna llena de gracia como Mi Santa Madre, sólo Ella mereció ser escogida por Madre de Dios. Yo, Jesús, os hablo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.